«Drive», correr no es suficiente
Bienvenidos al nuevo western, donde los caballos son coches de cilindrada generosa y las tabernas, bares de carretera. Algo tiene de embaucador esta película. Sigue siendo cine americano, pero destila nuevas fórmulas para contarlo con un danés tras las cámaras.
Nicolas Winding Refn se toma su tiempo para narrar la historia de Driver, un piloto sin nombre propio, interpretado por Ryan Gosling, chulo, duro, sensible y moralmente comprometido. Travellings sin prisas, palabras las justas y miradas congeladas en el tiempo para reinventar a esta mezcla entre el James Bond de Sean Connery y James Dean.
Un film correcto en su historia, algo flojo en los porqués. El guapo inmortal (Ryan Gosling) que lleva el sentido del honor impreso en el ADN y la guapa frágil (Carey Mulligan) que le hace ojitos, rodeados de coches robados, vendettas, dinero sucio y navajas escurridizas.
«I don’t eat. I don’t sleep. I do nothing but think of you.»
Es de agradecer que Driver no interrumpa con verborrea la excelente selección musical, electrónica y envolvente. Prescindamos de los diálogos y subamos el volumen. «Drive» se acaba de convertir en el videoclip más largo y potente del año.
La atmósfera del film, evidente desde los créditos iniciales, atrapa hasta tal punto que debes mirar el reloj tras haber perdido la noción del tiempo, ¿estamos en los 80?. No es el argumento del año, pero la puesta en escena es impecable. Y la banda sonora es imprescindible.
«Hey kid, you want a toothpick?» — Driver
El palillo en la boca ha vuelto.